MI DEVOCIONAL DIARIO - S. JUAN 20

Escrito el 09/08/2025
Centro de Vida


La resurrección (Mt. 28.1-10; Mr. 16.1-8; Lc. 24.1-12) 20 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. 2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. 3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. 6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, 7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. 9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. 10 Y volvieron los discípulos a los suyos. Jesús se aparece a María Magdalena (Mr. 16.9-11) 11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. 15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. 16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas. Jesús se aparece a los discípulos (Mt. 28.16-20; Mr. 16.14-18; Lc. 24.36-49) 19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos. Incredulidad de Tomás 24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. El propósito del libro 30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

G. Ya estamos terminando el libro de Juan, este es el Capítulo más significativo para nosotros que amamos a Jesús

U.Este capítulo nos invita a reflexionar sobre la resurrección de Jesús, la importancia de la fe, y nuestra responsabilidad de compartir el mensaje de salvación con otros, recordando que la fe en Jesús trae vida eterna, según el evangelio de Juan, es el corazón del evangelio de la resurrección de Jesucristo. Es un pasaje lleno de emoción, incredulidad, fe y un encuentro personal con el Señor resucitado.

La tumba vacía (versículos 1-10)

Cuando María Magdalena fue al sepulcro "siendo aún oscuro", su corazón estaba lleno de dolor y desesperanza. Al ver la piedra quitada, su primera reacción no fue la fe, sino el miedo a un robo. A diferencia de ella, el apóstol Juan, al entrar en la tumba y ver las vendas, "vio y creyó".

A menudo, en medio de la oscuridad de nuestras propias circunstancias, asumimos lo peor en lugar de esperar un milagro de Dios. La tumba vacía no solo es un hecho histórico, sino un recordatorio de que Jesús no está muerto. ¿A quién buscas cuando te enfrentas a tus problemas, a un muerto o a un vivo?


El encuentro personal (versículos 11-18)

María, llorando desconsoladamente, no reconoció a Jesús, pensando que era el jardinero. Su dolor era tan profundo que su visión espiritual estaba nublada. El momento clave llegó cuando Jesús la llamó por su nombre: "¡María!". En ese instante, todo cambió. Ella lo reconoció y exclamó: "¡Raboni!" (Maestro).

 La fe no es solo una creencia intelectual, sino un encuentro personal con el Señor. Él nos llama por nuestro nombre en medio de nuestro dolor y nos transforma. ¿Has escuchado su voz en medio de tu dolor?


Paz y propósito (versículos 19-23)

Jesús se apareció a sus discípulos, que estaban "con las puertas cerradas por miedo". Su saludo fue "Paz a vosotros", transformando su miedo en gozo. Les mostró sus manos y su costado, las "marcas de la muerte" que ahora eran señales de su victoria. Luego les dio una misión: "Como me envió el Padre, así también yo os envío".

 La paz de Cristo es un regalo para quienes viven con miedo. El Espíritu Santo es el poder para cumplir su misión. La fe en la resurrección no es para mantenerla en secreto, sino para compartirla. ¿Estás usando el poder del Espíritu Santo para cumplir la misión que él te ha dado?

El capítulo 20 de Juan es un poderoso recordatorio de que la resurrección de Jesús es el fundamento de nuestra esperanza. Su victoria sobre la muerte nos da vida y propósito.

AMÉN

En tus propias palabras comenzá a dar gracias porque Jesús resucitó y esta vivo en nuestros corazones, porqur su muerte y resurrección nos dieron la vida eterna